El problema de la meseta del aburrimiento es distinguir si algo efectivamente te aburre o estás poniendo distancia porque quedarte cerca implicaría involucrarte. Involucrarte a su vez sentir un poco más profundamente y por ende, buscar complejizar. Y complejizar cuando las circunstancias y el ambiente no te dan posibilidades lo vuelve, indefectiblemente, un camino inviable.
¿Por dónde seguir así?
Permanecer por cuánto tiempo. Dejar fluir hasta que algo se resuelva o hasta que, irritada por la inacción, indefinición y otros similares, tome una decisión impulsiva y haga volar todo por los aires.
Me es más simple resolver problemas complejos que cotideaneidades.
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